Pensamiento María Cano
José Antonio Ñáñez Martínez, Director Fundación Construyendo Ciudadanía, habla de su conocimiento sobre María de los Ángeles Cano Márquez.
En la década de los 80 y por venturas de la vida, realizo mis estudios universitarios en la Universidad Nacional de Colombia que, por el momento histórico, no era ajena a los procesos libertarios en el mundo como la revolución cubana, el mayo rojo de Paris, las guerras en los territorios asiáticos como Corea, Laos, Camboya, Vietnam, entre otros, que marcan los desarrollos políticos de la juventud americana y entre ellos, la colombiana.
En ese marco geopolítico del mundo, el escenario de la primera universidad pública del país, es casi que obligado conocer la historia de aquella mujer humanista y literata por naturaleza, que el mundo conocería como la “Virgen Proletaria” o la “Flor Nacional del Trabajo” al ser reconocida como pionera de las luchas laborales y las ideas socialistas, por el hecho de ser mujer en un mundo que para la época, a la mujer sólo se le permitía hablar a través de su esposo, el sacerdote o su padre quienes ante la sociedad la representaban.
Entre sus acciones destacas se encuentra la lucha por las “ocho horas”, como también se la conocía, la “mujer de las ocho horas” influenció a los artesanos y asalariados de la época por las ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para el estudio enmarcadas en el contexto de luchar contra las desigualdades sociales de clase y de género, que, sin importar las condiciones de movilización, se transportó por el rio Magdalena, en bus por carreteras destapadas, por trochas para llegar a toda la Colombia desigual por la cual ella batallaba.
Visitar los centros de explotación minera, los territorios de beneficio petrolero que iniciaban labores, los bananeros que adelantaban sus huelgas que más adelante se escribirían con sangre por las actividades represivas de los gobiernos de turno que en la primera mitad de siglo fue conservador. En este recorrido geográfico por las nacionalidades de nuestro país, también visitó los centros artesanales y la naciente industria nacional en las ciudades medianas y grandes.
Su padre, profesor y de ideas liberales por la cual fue muchas veces reprimido en su lugar de residencia, Medellín. Su madre, ama de casa y entregada a sus labores cotidianas, le permitieron cultivar las letras y su inclinación por la poesía gracias al círculo de amigos de ellos que para destacar se encuentran su sobrino el poeta y columnista Luis Tejada, su también pariente Fidel Cano fundador del diario El Espectador, Rafael Uribe Uribe en el círculo familiar junto a otros libres pensadores de la época.
Para recordar que los finales del siglo XIX y principios del XX, están marcados por las consecuencias de la guerra de los mil días, la lucha entre cahiporros (liberales) y godos (conservadores), la lucha de las bananeras y la masacre en 1928, la separación de Panamá de Colombia, son los escenarios en los cuales la presencia y la voz femenina no era escuchada, el machismo rampante y opresor, son los hechos que marcan la historia de María de los Ángeles Cano Márquez nacida en 1887 y quien inicia sus labores por la equidad de género, en contra de la desigualdad laboral y por las ocho horas para el trabajo, con el antecedente del 1 de mayo en los Estados Unidos.
Entre sus mayores preocupaciones se encuentra el afán por enseñar a leer al analfabeto(a) y la necesidad de la educación como garantía de avance y progreso en el desarrollo del bienestar individual y colectivo. Entre los hechos que por fortuna alcanzó a disfrutar se dio en 1954 cuando se logra el sufragio femenino y la mujer en Colombia le rinde un sentido tributo de agradecimiento.
Hoy, un poco más de medio siglo de su partida, el balance es positivo en cuanto a que sus ideales están más vivos que nunca y sus incansables luchas por la equidad de género y en contra de la desigualdad social, resaltan su vigencia y rechazan la apatía y violencia contra la familia, la mujer, la niñez y la juventud. Al mirar comparativamente la fotografía de la historia y hacer un símil con la de hoy, las condiciones son parecidas con los mismos pecados machistas que se imponen con la ley del garrote, el menosprecio y el desconocimiento del valor y el aporte de la mujer a la construcción social en la reivindicación de principios y valores que nos permitan la sana convivencia, enseñanzas de María de los Ángeles Cano Márquez que hoy reclaman su vigencia y como en épocas pretéritas se denominó la(o)s mariacanos por la defensa del papel de la mujer en el desarrollo histórico nacional y local.